jueves, 23 de enero de 2020

Los problemas ambientales globales desde la perspectiva de la Educación Ambiental



Imagen relacionadaLo primero que llama la atención al examinar los estudios disponibles es el alto grado de coincidencia entre las representaciones que realizan distintos grupos de población, en distintos países occidentales y de diferentes niveles educativos sobre los problemas ambientales globales (es preciso insistir en que la mayoría han sido realizados en contextos escolares o para-escolares). Esta congruencia es, al mismo tiempo, cognitiva y social: se repiten los mismos esquemas de interpretación (lineales, causa/efecto), se maneja la misma información, se constata la presencia redundante de estereotipos icónicos y discursivos, se repiten los mismos "errores" (al contrastarlas con las representaciones científicas de los problemas), aparecen valoraciones compartidas, se expresa impotencia y fatalismo ante el futuro, y se aplican las mismas lógicas -del "sentido común"- para interpretar, dar coherencia interna, racionalizar y valorar los problemas.
Veamos algunos de estos elementos a partir del estudio que estamos realizando sobre estudiantes de Pedagogía y Educación Social en la Universidad de Santiago (N=100). Los esquemas interpretativos más usuales en las representaciones gráficas y esquemáticas que diseñan estos estudiantes para plasmar su visión de cómo se está produciendo el cambio climático responden básicamente a dos modelos argumentales:
• La actividad humana, al contaminar la atmósfera ha provocado un "agujero" en la capa de ozono, por ese hueco los rayos solares penetran en mayor medida y calientan la atmósfera terrestre; el cambio climático es una consecuencia de este calentamiento. Una variante de esta argumentacion intermedio: por el "agujero", que está situado en los polos -preferentemente en el Polo Norteasos se invierte esta relación causal, pasando a ser considerado el deterioro de la capa de ozono una consecuencia del cambio climático.
• La presentación gráfica de la "ruptura de la capa de ozono" reproduce en casi todos los casos, literalmente, la metáfora del "agujero" polar y, por supuesto, las explicaciones y comentarios posteriores refuerzan esta interpretación literal;
• La temporización del cambio climático tampoco es captada. Lo más común es no reflejarla en los esquemas o gráficos, pero en un número significativo de casos (el 34%) aparecen palabras o expresiones que aluden a un cambio "brusco" del clima.

• El metano, el gas más importante por su capacidad para retener calor, no es mencionado una sola vez. En relación directa con esta constatación, la agricultura no fue señalada en ningún caso entre las actividades humanas que contribuyen a alterar el clima.
• Sólo tres estudiantes hablan de radiaciones (sin especificar el tipo), aunque muchos dibujos incorporan flechas que caen a la tierra desde el sol. En un único dibujo se presenta una fuente natural de gases invernadero, un volcán. Procesos relacionados con los sumideros naturales de CO2 son totalmente ignorados, aunque algún dibujo sugiere el papel de la vegetación -los árboles-en dichos procesos.
• Las actividades antrópicas que se recogen como causas responden a seis estereotipos: las "industrias humeantes" (22 casos), los "coches humeantes" (19 casos), los "árboles talados" (10 casos), los "aerosoles" o "sprais" (18 casos) y los "depósitos de basura" (12 casos).
• Errores también significativos son la mención del "ruido" entre las causas del cambio climático (3 casos), y la inclusión entre sus consecuencias de los terremotos y maremotos (20 casos) y de los volcanes (2 casos). También se cita la lluvia ácida como causa (2 casos) o como consecuencia (2 casos) del cambio climático.
Resultado de imagen para problemas ambientales globales• Más que hablar o representar el cambio climático, el problema se identifica como el "efecto invernadero", lo que muestra que prácticamente todos los estudiantes desconocen que el "efecto invernadero" forma parte del equilibrio de la biosfera y es imprescindible para el desarrollo de la vida tal y como la conocemos.
El papel de los medios de comunicación masivos en la construcción de las representaciones sociales de los problemas ambientales globales merece un breve comentario. De las diferentes teorías que se han elaborado para explicar la influencia que ejercen los media sobre la sociedad creemos que en este caso dos son especialmente pertinentes.
Y explicaría también la presencia reiterada de pautas representacionales que parecen funcionar como estereotipos. Por ejemplo, la centralidad causal que se le atribuye al "agujero de la capa de ozono" en el origen del cambio climático se alimenta de la aparición puntual y dramática en los media de las denuncias estacionales que llaman la atención sobre el "aumento del agujero de ozono" en los polos.

Fortner y otros (2000), en un estudio para indagar en cómo los media de los EE.UU. habían tratado las informaciones sobre el cambio climático asociadas a la Conferencia de Kioto, descubrieron que le concedieron gran importancia -enfatizaron-, pero también que se destacó más la incertidumbre científica que la urgente necesidad de actuar para prevenir sus consecuencias.
Resultado de imagen para problemas ambientales globales• Las personas sabemos que necesitamos cambiar, pero la complejidad de la realidad y nuestra capacidad limitada para discernir nuestras conexiones con las grandes amenazas globales, nos impiden saber y decidir cómo actuar. La acción humana, sobre todo en occidente, es crecientemente artefactual -o artificial-, cada vez tenemos menos contacto con las prácticas directas de transformación de la naturaleza dado que nos valemos de tecnologías y de procesos organizativos -de producción y consumo- cada vez más intrincados y laberínticos que actúan como intermediarios para dar satisfacción a nuestras necesidades y deseos. Estos mediadores, entre nosotros y el mundo, ocultan y velan la cuota de responsabilidad individual en la generación de los problemas y contribuyen a paralizar la acción.
• La mayor parte de las personas perciben que su influencia sobre los acontecimientos globales es mínima y su capacidad para alterarlos inexistente. El contexto de la globalización alimenta esta percepción. Los hilos que mueven el mercado y la cultura global operan fuera del espacio y, casi, fuera del tiempo: ¿quién puede influir y cómo en un ente que es intemporal y deslocalizado? La movilización social se considera ineficaz y la individual poco menos que testimonial.

• La atribución externa de responsabilidades: a otros ciudadanos irresponsables, a las empresas que contaminan, a las instituciones que no cumplen con sus obligaciones de velar por el medio ambiente, a otros países, etc. Los estudios demoscópicos muestran la predisposición individual a actuar, pero cuando se pregunta sobre cómo se valora la predisposición de la ciudadanía, en general, a adoptar determinados cambios de conducta o a aceptar cambios en la sociedad, se percibe un notable pesimismo sobre que algo así pueda suceder. Aquí opera también la paradoja de los "bienes comunes", ya descrita por Harding: si cambio mi conducta sobre el medio ambiente -¿bien común?- y otros no lo hacen, yo saldré perdiendo (bienestar, calidad de vida, dinero...), mientras que la situación seguirá empeorando de igual manera

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